Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías.
Este domingo nos interpela esta pregunta, ¿Quién es Dios en nuestra vida? ¿Cómo vivimos su presencia en la comunidad? Jesús nos plantea una definición muy clara: somos parte en la construcción del Reino, de la Iglesia. Quizás podemos pensar nuestro lugar en la parroquia que, a pesar de las debilidades de cada uno, todos somos importantes porque respondemos a ese llamado a ser comunidad y acompañarnos unos a otros. Hagamos hoy presente el Reino en nuestro barrio.